LA REFORMA A LA EDUCACIÓN

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LA REFORMA A LA EDUCACIÓN
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LA REFORMA A LA EDUCACIÓN

 

Amable lector, no importa que este proyecto haya sufrido entierro de tercera clase, lo invito a leer las siguientes líneas. Después de examinar, una y otra vez,  la reforma a la educación superior, debo manifestar que no alcanzo a comprender la oposición de los estudiantes a ésta.  Salvo lo relacionado con el cobro de matrículas, que es un tema que debe ser reglamentado, en forma tal, que quienes tengan capacidad de pago lo hagan, los demás no.

 

El texto presentado al Congreso Nacional consta de 165 artículos, algunos con tantos ordinales que casi agotan el abecedario.  Se incluyen asuntos entre otros, tales como principios, fines y objetivos, autonomía, transparencia, eficiencia y buen gobierno, investigación, calidad de la educación, vigilancia, régimen financiero y derechos pecuniarios.

 

En las instituciones de Educación Superior estatales, el Consejo superior lo integran nueve miembros, y el Consejo Nacional de Educación Superior, CESU, los directivos son dieciséis.  En uno y otro caso, se puede asegurar que por la importancia de las personas que las componen y el número de quienes participan, es casi imposible que resulte algo bueno.  Por el contrario, cada vez habrá mayor confusión sobre el manejo de las universidades públicas.

 

Debe ser por el paso de los años que comienzo a perder capacidad para juzgar escritos como éste, pues en términos de la Real Academia los encuentro confusos, difusos y profusos.  Aunque en nuestra época, la observancia de los diez Mandamientos ha caído en desuso, lo menciono solo para llamar la atención de Moisés, que en pocas palabras, dejó impresas unas normas de vida, que siendo más complejas que la educación superior, alcanzaron a trascender casi a nuestros días.

 

Si los problemas que tenemos, por ejemplo, la pobreza, calidad de vida, orden público, justicia, educación,  inclusive el manejo de la selección Colombia, se pudieran solucionar escribiendo extensos documentos en lenguaje ampuloso y farragoso, como el que acá nos ocupa, Colombia sería un verdadero líder mundial.

 

Temas de la importancia como la educación, más que páginas y páginas, se requieren unos pocos artículos, por decir algo el 10% del texto actual.  Pero más imperioso aún, es buscar con la linterna de Diógenes, las personas idóneas para llevar a cabo tan ambicioso y necesario proyecto, que en nuestro medio no son muchos los que poseen los atributos requeridos.

 

No sobra mencionar que además de los académicos deben tener una gran capacidad para administrar los recursos financieros, que por mucho esfuerzo que haga el Gobierno Nacional serán limitados.  Y demasiado onerosos, si quienes tienen el privilegio de estudiar en una universidad pública, no asisten a clases.

 

Medellín, 17de noviembre de 2.011