EL REY DE LA SELVA

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EL REY DE LA SELVA
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EL REY DE LA SELVA

 

 

Amable lector.  Poco tiempo después de publicarse la primera novela de Edgar Rice Borrough, Tarzán de los Monos, en la que se narra la vida de un  niño de padres ingleses que mueren en el África tropical, cuando él solo tenía un año de edad y que gracias al cuidado prodigado por una gorila llamada Kala, pudo sobrevivir.  Luego debió aprender a defenderse de las fieras, la naturaleza y los hombres,  hasta convertirse en el rey de la selva.

 

El enorme interés que despertó la lectura de estas obras motivaron a muchas personas de Norteamérica y el viejo Conteniente, para conocer de cerca los misterios que encierran las selvas, ríos, fieras y hombres de ese exótico mundo.

 

Ocurre a menudo, cuando los turistas que van en busca de aventuras, que llegan a pequeñas poblaciones cuyos nombres no figuran en los mapas, sin embargo, encuentran sitios donde se ofrecen los servicios de excursiones. Algunas con guías graduados en las mejores universidades del mundo, además de vehículos Land Rover último modelo.

 

También hay otros modestos lugares, sin carros nuevos, ni guías titulados, pero quienes cuidan a los inexpertos viajeros, tienen sus rostros y manos  marcadas por las cicatrices imborrables de los golpes que les propinó la vida.

 

Continuando con este relato, un grupo de turistas, por seguridad y comodidad, contrató la ayuda de un buen guía y un confortable automotor.

Los otros se resignaron con la compañía de un hombre cuyo único diploma eran las heridas aún sin sanar.

 

Antes de iniciar el viaje, entre risas y abrazos prometieron encontrarse tres semanas más tarde.  Cumplido este plazo regresó el grupo que viajó en el desvencijado automotor.  Esperaron unos días más hasta que se supo que todos habían perecido en las garras de las fieras y que lo único que se encontró fue un lujoso libro titulado:  “Como sobrevivir en la selva”.

 

Aunque en nuestro medio no hay leopardos, panteras, leones y jabalíes, abundan los micos o monos, que no solo hacen demasiado bulla sino que son verdaderos depredadores, que se llevan todo lo que está a su alcance.

 

Cuando alguien piensa en los ministros, directores de establecimientos públicos y otros dirigentes más, sienten temor de que no hayan guías capaces, al menos de poner freno a la corrupción, y al vergonzoso botín de las pensiones; que más de uno considera que es un modesto reconocimiento a su inteligencia y al bien que le ha hecho a la patria.

 

No se requiere de mayores conocimientos matemáticos, para saber que es forzoso adoptar cambios en el sistema pensional, pues de no hacerlo ahora, más tarde el daño será imposible de enmendar.  De otra parte, si bien es cierto que el manejo de la salud es complejo, se puede hacer mucho para que este paciente no siga en cuidados intensivos.  En el caso de la justicia, ojalá alguien se compadezca de ella y que luche para que al menos camine en muletas.

 

Si las medidas que se adopten son iguales o similares a las de la reciente reforma tributaria, es preferible no hacer nada y dejar que la misericordia divina se apiade de nosotros.

 

 

Medellín, 22 de febrero de 2.013

 

 

 

Rafael Isaza  González