AÑO VIEJO Y NUEVAS EXPECTATIVAS

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AÑO VIEJO Y NUEVAS EXPECTATIVAS
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En forma similar a todos los diciembres, los días finales del actual permiten hacer inventario de lo bueno y lo malo del 2020: Uso generalizado de la virtualidad, valoración de familiares y amigos, aprecio por las cosas necesarias y amor a la vida. Cierre de empresas, aumento del desempleo y de la pobreza, atraso en la educación de jóvenes y niños, deterioro de la situación fiscal del Estado, como consecuencia de esta pandemia con capacidad destructiva suficiente para arrasar la vida de una gran cantidad de humanos y poner en riesgo la sobrevivencia misma de la especie.

Para algunos, el virus cubrió los puntos cardinales planetarios sin hacer ninguna distinción. Argumentan haber visto caer bajo sus “fauces”, por igual, potentados y humildes, personas de diferente inclinación sexual, blancos, negros y amarillos. Es decir, sin haber tenido en cuenta para hacer de las suyas, las diferencias aceptadas como naturales en la civilización vigente. Sin embargo, olvidan que sus efectos han representado un mayor desastre en quienes están en los sectores injustamente castigados por la inequidad y la excesiva concentración de la riqueza en unos pocos.

En Colombia, las familias de estratos medio y bajo han soportado la grave erosión de sus exiguos ingresos, observado el menoscabo de sus hijos por no contar con medios tecnológicos y/o por la imposibilidad de acceder a internet para asistir a clases a distancia, y padecido las deficiencias del sistema de salud en la atención de los cautivos por la enfermedad.

A lo anterior se suman, las 83 masacres y el asesinato de más 250 líderes sociales y reinsertados como triste resultado de la ausencia efectiva del Estado en ciertas zonas, y el comportamiento delictivo de algunos sinvergüenzas sin corazón que se han apropiado de manera indebida de mercados y ayudas públicas y, de otros, abusando de la ágil contratación oficial forzada por las circunstancias, para hacer suyos sagrados recursos del Tesoro público. Estas últimas situaciones hubieran podido evitarse, con una prudente acción de control gubernamental más responsable y oportuna.

Por contraste, los programas televisivos de las máximas autoridades, además de hacer la nueva apología a "la caída de Maduro", notifican como expectativas para el 2021, reactivación económica, reforma tributaria con mayores impuestos, revisión de los regímenes pensional y laboral, reforma a la justicia e inicio de la vacunación contra el virus.

Sobre esta última noticia, el Procurador refirió una demora del gobierno nacional en gestionar la adquisición de las dosis para esta necesaria y generalizada acción. Por ello, solicitó respuestas al Ministerio de Salud sobre cuáles son las negociaciones adelantadas con las farmacéuticas, la cantidad de dosis adquiridas entre este año y el próximo y en qué mes podrían llegar al país las primeras vacunas. En respuesta, el viernes pasado el Presidente informó la concreción de dos contratos con AstraZeneca y Pfizer, y presentó un plan nacional escalonado para ser iniciado en febrero. Su cumplimiento es un imperativo. Lo contrario generaría una gran frustración nacional, con desenlaces impredecibles en perjuicio de todos.

Gustavo Humberto Cote P.
​Exdirector General de la Dian
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