LA URGENCIA NO DA ESPERA

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LA URGENCIA NO DA ESPERA
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Hoy todos los actores productivos están sufriendo las consecuencias de la crisis. Las medidas adoptadas de carácter financiero, de aranceles, prórroga de plazos de asambleas y obligaciones tributarias, apuntan a permitir que los negocios puedan sobreaguar sin sacrificar los puestos de trabajo. Las relativas a garantizar la cadena de suministro de alimentos, tienden a evitar una hambruna.

Sin embargo, faltan algunas para quienes ejercen sus actividades laborales en forma independiente y los desempleados. También es de elemental justicia la decisión anunciada de aumentar el valor de los subsidios a los más vulnerables, más allá del anticipo de la devolución del IVA.

Lo anterior ha sido correcto, pero ya es hora de dedicar la acción gubernamental a la preparación de la logística para atender lo que se viene en próximos días. Debe reconocerse que en el país las UCI y las camas para residencia clínica actuales, son insuficientes para asumir lo que anticipan los epidemiólogos, y ya están copados con pacientes de enfermedades diferentes.

Es urgente preparar la adecuación de nuevos centros hospitalarios en todo el país , con camas, equipos clínicos y humanos protegidos, respiradores artificiales, etc. El ejemplo de algunas instituciones de utilizar centros de convenciones para adecuarlos como lugares de atención, debería ser tomado en cuenta por las autoridades nacionales en el diseño de la estrategia, sumando el uso de los hoteles.

Para cuando la cantidad de afectados llegue a los miles de personas presagiadas por las estadísticas, se impone contar con las condiciones adecuadas para atenderlos en la mejor forma posible.

Solo así, el cuerpo médico y sus auxiliares podrán evitar la triste decisión de escoger entre los pacientes, a quienes dedicarán su tarea salvadora. Para este cometido, se debe contar con los recursos necesarios, a través del endeudamiento con créditos de los organismos multilaterales y del Banco de la República.

También, con la colaboración de las grandes empresas, incluidas las del sector financiero, cuyos balances reflejaron importantes utilidades, para que realicen un sacrificio adicional al de sus impuestos normales, y así cubrir los gastos inaplazables demandados por el montaje de una infraestructura como la descrita.

Las autoridades de diferentes niveles, han venido haciendo llamados a la ciudadanía para asumir en forma responsable el confinamiento y, como una sola familia, el reto de contener la extensión de la pandemia.

Igualmente, han expedido mandatos con cierta drasticidad que en pocos días podrían ser más enérgicos, si la fuerza de la embestida contaminante así o exige. Debe reconocerse a la alcaldesa de Bogotá, a los demás alcaldes y gobernadores, y al Presidente, el liderazgo asumido con decisiones adoptadas para distintos ámbitos.

Quienes ejercen la autoridad civil y policial no pueden ceder. Para tranquilidad ciudadana, el gobierno debería informar ya sobre la estrategia sanitaria. Al margen de los celos derivados del ejercicio del poder, se impone actuar en forma mancomunada para el bien de todos.

Gustavo Humberto Cote Peña
Exdirector General de la DIAN
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Columnista de Portafolio