LA OFICINA

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LA OFICINA
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Amable lector. Un volcán en erupción es mejor verlo en la TV, que estar en la ladera donde la lava hirviente comienza a descender. Algo diferente ocurre con un mundial de futbol, donde la gente prefiere estar en los estadios y no en frente de la TV. Muchos pagan cualquier dinero, por asistir al teatro, para escuchar a los grandes tenores y barítonos de la época, en lugar de oír sus voces en un CD.

Estar al frente de las grandes pirámides de Egipto, la Muralla China o las Cataratas del Niagara, emociona más que cuando se ven en la TV. Caminar por los Campos Elíseos o visitar la bella ciudad de Estambul, se disfrutan más que en cualquier otro medio.

Hago estas breves referencias para comentar algo diferente, a saber: la pandemia 2021-2021, que Dios quiera no se alargue más, obligó a muchas empresas y entidades para que sus empleados trabajaran desde la casa. Ahora se piensa, que buena parte del trabajo, se podrá continuar atendiendo desde el hogar y que este cambio permitirá reducir los espacios de oficina, con lo cual habrá un ahorro importante de dinero.

Mucho me temo que más tarde, en términos económicos, será todo lo contrario.

Entre otras razones porque se perderá la disciplina que infunde la oficina. Los empleados grandes y pequeños, poco a poco comenzarán a relajarse. Muy pronto tendrán la oportunidad de disfrutar del dulce y tibio sueño de la mañana. Saldrán con mayor frecuencia en las horas del almuerzo a compartir manteles con sus amistades. Y muy pocas para hablar sobre temas de trabajo.

Uno entre cien empleados, se privaran de ver un día miércoles en la tarde, un partido entre el Real Madrid y el Barcelona. En adelante llevarán a sus hijos pequeños donde el médico y los problemas caseros ocuparan de manera gradual parte de su tiempo laboral. Es casi probable que los días viernes después de las 12:00 m, se tomaran un merecido descanso para compensar el duro trabajo de la semana. Sin ser ningún experto en salud, me imagino que la mayoría se tornaran huraños y malgeniados. Y la familia será la que pague los platos rotos.

 

El jefe, no importa el título que ostente: presidente, gerente o cualquier otro cargo de dirección, que antes con su presencia motivaba a sus subalternos, cuando aparezca en la pantalla o se escuche su voz en celular, impresionara menos que un trueno que retumba en la lejanía o un fiero león sin colmillos.

Napoleón Bonaparte ganó sus batallas porque siempre estaba al frente animando a sus soldados y no en París acariciando a María Teresa. En pocas palabras, el sándwich oficina hogar, salvo contadas excepciones no es compatible y a la larga será dañino.

Medellín, 26 de Marzo de 2021

Atentamente,

 

Rafael Isaza González