LOS MAGOS

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LOS MAGOS

 

 

En fecha reciente, por indiscreción de alguien,  se conoció que en la firma Factor Group había problemas.  Meses antes se escuchó un leve susurro de que algo no era claro en  Proyectar Valores.  En uno y otro caso, aunque existen diferencias de manejo, al final el resultado es casi igual, pues son los ahorradores quienes pierden buena parte de su patrimonio.

 

Cuando uno comienza a conocer más de cerca fenómenos como estos, lo primero que se oye es que los ahorradores tienen la culpa por ambiciosos. Y que los gestores de estos negocios son individuos de mentes privilegiadas, mejor dicho genios.

 

En la primera de las entidades mencionadas, muchos fueron halagados no solo con un rendimiento, que en términos generales es tres veces más de lo que paga el resto del mercado, sino con una subjetiva e impactante publicidad, en la que cada uno se sentía propietario del más precioso hato ganadero con 40 mil hermosos novillos de afamadas razas, al cuidado de los más expertos zootecnistas del país.  Pero también tenían respaldo en hermosas tierras, edificios, maquinaria pesada y facturas de empresas de reconocida solidez.   Y por si fuera poco, con el aval de una experimentada sociedad fiduciaria. 

 

Después de examinar con mayor atención estos hechos, me inclino por ser más benevolente con los ahorradores y más critico con quienes, de una u otra manera, colaboraron para darle credibilidad  a un negocio que en pocos años inexorablemente terminaría en un fracaso, y que mientras más tarde ocurriera, el daño sería mucho mayor. 

 

Estoy convencido de la gran responsabilidad que tienen los funcionarios públicos, sean de la Superintendencia Financiera, de Sociedades o de otras entidades del Estado, que por ingenuidad o por estar demasiado ocupados en otros asuntos, han permitido que prosperen estos circos de fantasía, identificados como pirámides financieras, que cuando se derrumban, la peor parte la llevan aquellos que depositan su dinero al cuidado de tan ingeniosas personas.

 

En los estatutos de Factor Group dice que no actuara como intermediario financiero.  Gracias a tan cuidadosa redacción, en un futuro casi con seguridad, no tendrá ninguna responsabilidad.  En nuestro medio, las palabras están por encima de los hechos.  Así por ejemplo, en lugar de tener personal de seguridad en las empresas, bastaría con incluir en los estatutos, que en éstas no entran los ladrones. O en un hospital escribir que:  Aquí no hay bacterias ni microbios, así se eliminaría cualquier riesgo legal.

 

A la fecha, un buen número de ahorradores no saben quien es el responsable de su dinero. Lo único cierto es que entre ahogados y abogados, los novillos cada día serán menos.  Con las demás prendas ocurrirá algo parecido.  Si usted ve una vaca o un ternero en la calle, denúncielo ante la fiscalía, pues ese puede ser el suyo.

 

Según nuestra Constitución Política, es el presidente quien debe inspeccionar, vigilar y controlar a las personas que realizan actividades financieras. Sería preferible eliminar dicha disposición por inoperante.   En cambio, nombrar un Superintendente que se haga cargo de vigilar a quienes ejercen el arte de la magia financiera.

 

Medellín, Noviembre 29 de 2.011