LOS PADRES

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LOS PADRES

 

Amable lector, para manejar un vehículo, así sea un pequeño automóvil, es preciso presentar un examen, que para más de uno resulta exagerado.  Pero si es una avioneta los requisitos son más exigentes y para conducir un avión de 150 pasajeros es indispensable aprobar rigurosas pruebas, que garanticen que es competente para desempeñar tan delicada tarea.  Si no fuere así, en poco tiempo habría un entierro colectivo de los confiados viajeros más el piloto y el resto de la tripulación.

 

En contraste con lo anterior, para ser congresista, no necesita acreditar sus capacidades profesionales y mucho menos sus atributos éticos y morales.  Cualquiera que sean sus conocimientos y principios, son suficientes para ser reconocidos como los padres de la patria, que tienen a su cuidado algo así como 45 millones de hijos. Muchos de ellos están en completo abandono, pues nunca han recibido lo que se conoce como los alimentos congruos o necesarios para subsistir, o sea para no morir de hambre.

 

A pesar de todo, corresponde a los congresistas expedir las leyes que nos rigen, estimar los ingresos o rentas nacionales, fijar los gastos de la Nación, incluyendo los de inversión social, organizar el crédito público, establecer las contribuciones fiscales, el manejo de la moneda, regular la actividad financiera, la bursátil, la aseguradora y muchas más, algunas de gran complejidad.  Y por si fuera poco, asignar la remuneración salarial de los secretarios de la Cámara y el Senado, que hoy alcanza la mezquina suma de $360 millones anuales por cada uno.

 

Un buen número de senadores y representantes llegan a tan honroso cargo, por méritos propios, que como ya se explicó no es preciso ostentar ninguno.  Otros en cambio, lo hacen por la ley de la genética. Si alguien duda de los poderes del Espíritu Santo, basta escuchar la sabiduría, el criterio y los profundos conocimientos de los jóvenes congresistas.  Sin la ayuda divina no sería posible, a tan temprana edad, poseer la erudición y el dominio sobre los problemas que a veces sentimos que nos agobian.

 

Cuando los equipos de futbol, incluyendo el Nacional, tienen una campaña desastrosa, sus dirigentes sienten vergüenza y le prometen a sus seguidores el cambio de jugadores.  También que tomaran  las medidas que sean necesarias para mejorar el rendimiento del equipo.  En cambio, los partidos políticos, que por decirlo de alguna manera, son los dueños del pase de los congresistas, no parece que les conmueva para nada las travesuras y gambetas de sus pupilos. 

 

Resulta elocuente el siguiente ejemplo: la ex senadora Piedad Córdoba, según últimas encuestas, supera con el doble de aceptación, la calificación que tiene el Congreso Nacional.  Aunque a decir verdad, este último supera al presidente Chaves y a Daniel Ortega.  No obstante, ni los miembros de Congreso, ni los dueños de su pase, piden perdón, ni mucho menos manifiestan propósito de enmienda.

 

Mirando el futuro, uno se pregunta si el día de mañana, quienes lleguen al Congreso Nacional, serán personas idóneas y virtuosos.  Valga decir,  verdaderos padres capaces de desprenderse, aunque sea un poco, de lo mucho que reciben, para darlo a millones de personas que no poseen casi nada, así sea la congrua subsistencia.

 

Epilogo:  Es más fácil ser congresista que conductor de un Renault 4.  Así es la democracia!

 

Medellín, 11 de Julio de 2.012

 

 

 

Rafael Isaza González