EL VIEJO.

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EL VIEJO.
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EL VIEJO.

 

Amable lector.  Confieso que con dificultad he podido superar la época de las tablas de logaritmo, la regla de cálculo, la urbanidad de Carreño,  el catecismo del padre Astete y las películas de vaqueros.  A manera de ejemplo, en la música me quedé en el pasado, pues solo disfruto escuchar algunos apartes de opera, la zarzuela y canciones como aquella que dice: “Todo en ella encantaba, todo en ella atraía: su mirada, su gesto, su sonrisa, su andar… ingenua como el agua, diáfana como el día… era llena de gracia como el ave María”.

 

De esta bella estrofa hay algo que se puede aplicar a nuestro presidente y a casi todos los que lo acompañan, la ingenuidad. Conversando con el viejo que se quedó dormido hace una par de semanas, cuando despertó le pedí su opinión sobre el proceso de paz.  Me respondió que con los años el cabello adquiere el color de la nieve, que no siempre significa sabiduría,  solo los que han luchado para superar las dificultades que se presentan en el camino de la vida, logran adquirir tan precioso don.

 

A continuación agregó que más de una vez debió ocuparse en arreglar conflictos menores, con personas sin escrúpulos de ninguna clase, y que pese a las promesas que le hicieron nunca le cumplieron.  En el caso de las negociaciones de la Habana será mucho más fácil recuperar la soberanía del inmenso mar que se perdió con Ortega, que es una mansa paloma, comparado con los representantes de las Farc, que lo quieren todo.

 

Nadie que haya buscado un arreglo con personas, sin Dios ni ley, ha conseguido nada, por el contrario ha perdido mucho, sin que más tarde pueda recuperar, así sea un poco.  Luego añadió que tal vez me había dado cuenta que mientras el doctor De la Calle alza un poco la voz, los jefes de la Farc ruguen como el rey de la selva y hacen temblar a todos.

 

Mencionó  la cifra que suministró hace poco el ministro de defensa, según la cual las Farc recibe US $3.500 millones que equivalen a 6,6 billones pesos  provenientes del negocio de la coca, sin incluir los dólares de la minería y de otras travesuras.

 

 

Según él, lo más preocupante aun está por llegar.  Sucederá tan pronto los cabecillas de la Farc se reincorporen a la vida civil, pues así será más fácil realizar su sueño de cambiar las estructuras que nos han regido por años.  Lo harán, gracias a la ayuda de un buen número de guerrilleros mejor armados.  Pero lo peor será cuando lleguen las milicias Venezolanas que solo esperan que se firme la paz, y si no se hace, también.

 

El viejo me dijo que hay algo que no entendía.  Si es verdad que las guerrillas no alcanzan a 10.000 hombre y las fuerzas armadas cuentan con cerca de medio millón, más los recursos del impuesto al patrimonio, hay algo que no está funcionado.  Me miró con su rostro lleno de bondad y me dijo, yo tengo confianza en nuestros militares, los dejaría actuar como se hace la guerra y solo les pediría que no olviden cantar la hermosa canción “Gratia Plena”.

 

Medellín, 3 de octubre de 2013

 

 

Rafael Isaza González