EL AMIGO

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EL AMIGO

 

Amable lector.  El amigo sabía que pronto iba a morir, sin embargo aun era dueño de su lucidez.  Con frecuencia lo visité, pues tuve la sensación  que disfrutaba de mi compañía.  Al principio me manifestó que su deseo era no causarle demasiada molestia a su familia y que ojalá después de la última ceremonia religiosa no comenzaran los problemas con la sucesión.

 

La primera vez lo encontré retraído, le pregunte cual era el motivo de su preocupación.  Me respondió que la noche anterior estuvo pensando en el contraste que hay entre los jefes de la guerrilla que viven como verdaderos reyes en la Habana, en cambio los moradores de Tumaco, que además de su habitual pobreza, ahora por voluntad de estos siniestros personajes, carecen de la energía eléctrica, haciendo así más dura su existencia.

 

Tarde unos días en visitarlo, cuando lo vi me pareció que había perdido mucho, pero su mente permanecía igual.  En esta ocasión se refirió a Venezuela.  Según sus palabras, Chavez sin dejar de ser el presidente de la hermana Nación, era ante todo un payaso autentico.  Con sus palabras y sus gestos, entretenía a su público, sin que ninguno advirtiera que la carpa del circo estaba próxima a derrumbarse.

 

De Maduro dijo que a pesar de ser un hombre grande, era demasiado pequeño para detener la catástrofe que se avecinaba.  Y como no era consciente de ello, seguía los pasos de su antecesor, pero su público cada vez reía menos.

 

Cuando regresé de nuevo se alegró de verme, me pidió que me sentara y comenzó a hablar.  Hace poco un edificio de Medellín se derrumbó, alguien advirtió del peligro y los moradores aunque lo perdieron todo, por fortuna conservaron la vida.  Unos pocos que hacían esfuerzo por evitar la catástrofe murieron.

 

Este doloroso suceso que ha conmovido a Antioquia y que obliga a las autoridades a profundizar sobre las causas que lo ocasionaron y si hay responsables.  Esto es una pequeña muestra de lo que sucederá en nuestro país, cuando colapse Venezuela.

 

Luego agregó que algo tan inminente y que tendrá graves consecuencias en nuestro país, sin embargo, no hay ningún signo de que nuestro gobierno esté tomando medidas para aminorar el efecto nocivo que inexorablemente nos causara. Perder el mar de San Andrés fue muy poca cosa, comparado con lo que se avecina.

 

La última vez que lo vi le pregunté que opinaba de nuestro presidente.  Es un hombre mundano, superficial e inseguro, como muchos de nuestros ex presidentes que casi nunca tuvieron tiempo de examinar y buscar soluciones  a los espinosos problemas que nos agobian.  Se refirió entre otros a la salud, la corrupción, las pensiones de jubilación y a los pueblos que se mueren de sed por carecer de agua potable.

 

Con voz débil agregó, que ojalá la reforma de la salud donde todo el mundo ha metido la mano, no resulte ser como la tributaria que además de confusa e incoherente, representa un excesivo costo administrativo.  Con dificultad lo escuche cuando dijo: Mientras Venezuela se va al abismo, nuestra ministra de relaciones exteriores le ruega a su homólogo que nos ayude con el proceso de paz.  Qué insensatez!

 

Medellín, 17 de Octubre de 2013

 

 

Rafael Isaza González